El Corrido logró su mayor impulso entre las personas que hicieron la Revolución Mexicana iniciada en 1910. Algunos se cantaban como himnos bélicos y no pocos se hallan estrechamente ligados con los acontecimientos importantes en la historia nacional de la época; otros nos narran situaciones pre y post revolucionarias, pero de una u otra manera ligadas con dicha gesta.
Así, pues, durante la noche, junto a la fogata, los trovadores de hace más 100 años cambiaban la carabina y el máuser por su armónica o su guitarra para entonar corridos y canciones.