Ella quiso que así fuera (ser velada en El Hábito), porque fueron ellas las que abrieron el lugar en 1990. Cuando hicimos este espacio les pedimos que lo inauguraran, además de que siempre tuvimos una amistad fuerte. Son nuestras madrinas. Paz estaba enferma y su hija Silvia dijo que una petición de su madre era que la velaran en El Hábito, en realidad lo que hacemos es cumplirle un deseo. Un homenaje de cuerpo presente y uno más de los que le haremos, comentó la actriz Jesusa Rodríguez, hija astral de Paz, según la hija verdadera, Silvia.
Descubiertas en la radio de Jalisco, Paz y Esperanza fueron traídas a la capital mexicana para su debut en la XEW como intérpretes de su paisano Gonzalo Curiel. Luego actuaron en el escenario del teatro Virginia Fábregas como intérpretes de Agustín Lara, y obtuvieron el mote de El dueto de América.
Cada una tenía voz privilegiada, lo que no se repite comúnmente. Paz era una segunda voz perfecta, natural, con oído perfecto. Tenían una genética privilegiada, que hacía que dos voces perfectas fueran hermanas y trabajaran juntas toda su vida. Son un patrimonio de la nación porque ¿cuándo tendremos semejante fenómeno? Además de su personalidad, Paz era una persona simpática, con sentido del humor negro. Esperanza era ingenua, eran el ying y el yang, una pareja perfecta. La güera y la morena, la primera y la segunda voz, era una armonía única, afirma Rodríguez, quien desde pequeña las escuchó, porque su padre era el médico que las atendía.
Jesusa cuenta una anécdota de cuando las hermanas hacían su temporada en El Hábito: Cantaban los jueves y Esperanza murió un miércoles. Paz llamó para decirnos que estaba preocupada porque no daría la función del día siguiente porque había muerto su hermana. Era la mística de los artistas, los cuales sólo faltan a la función con el acta de defunción. No creíamos que estuvieran cantando en vivo, oírlas era algo extraordinario. A Paz no le gustaba cantar sola, lo hizo con Eugenia León y en un homenaje a Cri Crí. Paz hizo segunda voz a Eugenia León. Luego ya no quiso cantar con su voz extraordinaria a los 90 años. «Sin Esperanza ya no me interesa», decía Paz.
Agrega Jesusa: Su trayectoria es mitológica. Cuando estrenó Lara la pieza 'Rival', me decía que el compositor les dijo que si tenía éxito la canción les regalaría una pulsera de esmeraldas. La canción triunfó y se quedaron esperando la pulsera, me comentaron. Lo más interesante es que estaban vigentes y tenían unos shows extraordinarios. Decía Paz en sus espectáculos: «yo soy de la época en que la mariguana se untaba y no se fumaba». Todo el día hacía chistes. Hay que recordarlas como patrimonio invaluable que las generaciones nuevas deben sumar. Todavía el 3 de noviembre de 2003, el día de nuestro aniversario, celebró y se tomó un güisqui; por eso Paz no muere, porque las oyes y las vuelves a escuchar.
Las Hermanas Águila grabaron más de 20 discos. Era el dueto que estrenaba las canciones del Flaco de Oro. Fueron unas estrellas del teatro de revista, sobresaliendo actuaciones con Pedro Vargas, Mercedes Garaza y El Gordo Rachine.
Para su hija Silvia fue lo mejor que ha tenido México en dueto. La segunda voz de mi mamá está considerada como una de
las mejores del mundo. Ambas tenían el mismo color de voz, eran dos voces en una. Mi mamá nunca dejó de ser artista, pero cuando
murió mi tía Esperanza dijo que se acababa el dueto. Ya descansó, pero debe estar cantando con su hermana.
(La Jornada, Juan José Olivares).
Aporte: Gil, Don Sata.